La grasa y el aceite de coco no son tan buenos para el organismo, asegura investigadora

Beatriz Espinoza

Pese a que la grasa y el aceite de coco se han hecho muy populares, no son tan buenos y recomendables como se dice, pues su composición no aporta las grasas necesarias al organismo, expresó la investigadora Nohemí Gámez Meza.

La docente adscrita al Departamento de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad de Sonora (Dictus) explicó que la grasa de coco, aunque es de origen vegetal, es grasa saturada por ser sólida y, en su estado líquido, el aceite de coco no aporta las grasas necesarias para las funciones esenciales del organismo.

Explicó que la grasa de coco se utilizó mucho más en otras épocas, pero dejó de utilizarse por ser una grasa saturada, que, por ser sólida, difícilmente se diluye en el organismo a la temperatura corporal.
“Todas las grasas en estado sólido, a temperatura ambiente, debemos evitarlas, y la grasa de coco es una de ellas”, estableció al hablar sobre lo bueno y malo de la grasa de coco y señalar que ninguna grasa sólida será recomendable consumirla.

“El aceite de coco se recomienda para atender la dieta de las personas con problemas pancreáticos; son muy específicos los usos de este aceite como también para personas con mala absorción, con problemas de transportación de lípidos en sangre, sólo para casos específicos y no con esa moda con la que se ha tratado el uso del aceite de coco”, subrayó.

Gámez Meza explicó que el aceite de coco tiene unas características muy especiales: por tener moléculas de tamaño mediano su absorción y metabolismo es diferente. Todas las grasas se transportan en la sangre en forma de quilomicrones, pero los ácidos grasos del aceite de coco se van al hígado y no a las células.

Es por eso que algunos nutriólogos recomiendan su consumo a las personas que tienen problemas de sobrepeso u obesidad, porque la grasa no va a ir a los adipocitos del cuerpo, sino que va al hígado, y ahí lo va a metabolizar como energía, pero puede ocasionar otros problemas secundarios, como puede ser el hígado graso.

Añadió que el consumo del aceite de coco no es tan recomendable, pues no contiene ninguna de las grasas esenciales que el organismo necesita, como son el Omega 6 y el Omega 3. “El Omega 6 es el ácido linoleico y el Omega 3 son el linoleico, el EPA y el DHA, y son importantes porque son sustratos para hormonas y parte estructural de las membranas celulares, y si no están en la dieta van a ocasionar un descontrol en la salud del cuerpo humano.

“Si una persona por un periodo largo consume aceite de coco, el cual no posee ningún solo ácido graso –Omega 3 y Omega6-, entonces puede tener problemas hormonales, de la piel y otros que a lo mejor no los identifica directa o fácilmente”, añadió, y dijo que, por ello, el aceite de coco, por ese lado, no es saludable.

Recomendó consumir los aceites de maíz, girasol, cártamo, que contienen por lo general el Omega 6 y así, en nuestra dieta, nuestro cuerpo no tiene carencia de este ácido graso, aunque sí de Omega 3, que se tiene que consumir de los aceites marinos, de algunos productos del mar, como pueden ser el salmón, el pez sierra y la sardina, principalmente.

Añadió que, según la guía alimentaria americana, no se debe consumir más del 15% de grasa sólida, y entre ésta se contempla el aceite de coco. “Debemos mantener un equilibrio en la ingesta de grasa, y limitar el uso de grasas saturadas y de grasas trans”, concluyó en la emisión del programa Alimentación: problema de nuestro tiempo, que produce el DIPA y se transmite por Radio Universidad.